Autoestima: Aprender a Quererse

La autoestima es la percepción que una persona tiene de sí misma en cuanto a su valor. Se trata de una idea que se va formando paulatinamente con el pasar de los años, y que se traduce a través del comportamiento, actitud, personalidad y acciones.

Algunos científicos afirman que la autoestima se induce en etapas muy tempranas por ejemplo desde el acto mismo de amamantar al bebé, quien al sentir el pecho y los latidos de su madre, se siente cómodo y establece un lazo afectivo.

Para los niños es muy importante, la idea que sus padres tienen de ellos, si los catalogan como “listos”, “tontos”, “rebeldes”, “inquietos”, o bien, si no tienen la atención que requieren. También en esas etapas se forma la autoestima.

La emoción básica de autoestima es el sentirse merecedor y capaz de vivir en este mundo, sentir que se tiene el control de la propia vida.

Pero, la autoestima, no es un asunto que dependa totalmente de uno mismo, pues intervienen diversos factores en su formación: el amor y el cariño que se recibe de la familia, la atención y los cuidados que se recibieron en la infancia, la comunicación sincera y respetuosa propia de la educación.

Sin embargo, también existen ciertas amenazas que atentan contra la autoestima, entre ellas se encuentran: los rechazos que los demás nos ofrecen, la descalificación de los intentos generados en pos de ofrecer una solución creativa a los problemas propios, así como la desaprobación de las acciones emprendidas para realizar esfuerzos por sí mismo.

Si estas situaciones se presentan durante la niñez o la adolescencia, el daño directo en la autoestima, puede ser permanente y difícil de eliminar, ya que para convencer al individuo que las ha sufrido de que es merecedor y capaz, se requerirá de un proceso terapéutico que puede ser largo y a veces doloroso.

La baja autoestima, es el origen de diversos trastornos psicológicos, porque afecta la calidad de las relaciones en general como las posibilidades de realización personal al bloquear cualquier tipo de intento por reconstruir la vida.

Una baja autoestima, es una señal de alarma ante problemas como las adicciones, las malas relaciones de pareja, el fracaso en las relaciones entre padres e hijos, individuos inseguros, además de que genera una autoimagen distorsionada de sí mismo.

Quererse, aceptarse y conocer las propias habilidades y confiar en ellas, es la mejor manera de lograr una autoestima alta, es vivir sin temor a los rechazos y a la desaprobación de los demás. Es estar seguro de la realización personal plena y constante.

Trabajar sobre la autoestima, puede no ser fácil, pero no es imposible. La autoestima, puede recuperarse a través de un proceso terapéutico muy bien dirigido.

Algunas recomendaciones prácticas para elevar la propia autoestima son:

1) Nunca compararnos con los demás. Hay que recodar que todos somos diferentes y en todos existen defectos y virtudes específicas, no tiene caso compararse con otras personas, simplemente porque somos diferentes.

2) Nunca establecer pensamientos negativos contra nosotros mismos. No hay manera de elevar la autoestima si constantemente repetimos comentarios negativos acerca de las propias aptitudes y capacidades.

3) Repetir hasta convencernos, afirmaciones positivas sobre nosotros mismos. Reflexionar sobre nuestras cualidades, capacidades y logros.

4) Aprender a recibir un cumplido. No desechar o ignorar los comentarios positivos sobre nuestra persona. Cuando muestras indiferencia, en realidad, te estás diciendo que no lo mereces o que no eres digno del halago, lo que refleja tu baja autoestima.

5) Rodéate de gente positiva y propositiva. La gente que te rodea influye tus pensamientos y acciones. Las personas negativas, influyen en tu autoestima.

6). Toma consciencia de tus cualidades y capacidades. Muchas personas, se dedican a subestimar sus capacidades, en lugar de apreciar sus cualidades. Aprende a descubrir, valorar y a afirmar la gran cantidad de cualidades que posees.

7) Contribuye positivamente con los demás. Esto no significa que hagas por los demás lo que ellos no hacen por sí mismos. Pero, cuando haces “el bien sin mirar a quién”, se fortalece el sentido de la propia valoración, y se encontrará lo mucho que se puede dar.

8) Sumérgete en el trabajo y actividades que amas. Muchas personas dejan de hacer aquellas actividades que más disfrutaban. Dedícate tiempo a ti mismo.

Fuente: http://www.montefenix.com.mx/

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