ADICCIONES . Parte I
Qué es una Adicción:
Una adicción es una conducta destructiva de carácter obsesivo y compulsivo, que busca cumplir en la fantasía, un intento de control y negación del dolor emocional.
El perfil adictivo resume una serie de: características emocionales, de estructuras de pensamiento y conductas que permiten darle el nombre de tal. Como señalé antes, se suele creer que la adicción se refiere sólo a las drogas o al alcohol y eventualmente a la nicotina. Sin embargo muchas otras conductas pueden transformarse en destructivas, controlando la vida de las personas, empobreciendo su rendimiento y alterando su calidad de vida.
Signos indicadores de Adicción:
Muchas veces las personas me preguntan qué es lo que define a una adicción, es decir cómo saber si uno tiene o no una adicción. Creo que hay cuatro elementos que proponen Washton y Boundy, que ponen en claro la diferencia entre una adicción y un hábito. Para que una adicción se considere como tal, según los autores en primer lugar debe existir la compulsión y la obsesión hacia el objeto de adicción. Es decir la persona no puede abandonar la conducta a pesar de las consecuencias destructivas que tiene en su vida, lo que constituye su segunda esencial característica. Si bien las conductas adictivas parecen producir placer o alivio en el momento, van generando y de forma acumulativa una cantidad de consecuencias secundarias que afectan negativamente la vida de las personas. La condición destructiva se hace presente en los vínculos personales, en el ámbito laboral, en la economía, en su salud psíquica y física y en su conducta social en general.
El tercer elemento que caracteriza la personalidad adictiva, es el control. La persona intenta controlar su adicción, cuando en realidad es controlado por ella. Pasan por algunos períodos de abstinencia que les permiten fantasear con la idea de haberse liberado de la adicción, para luego recaer nuevamente en ella. La negación que es el cuarto elemento constitutivo, hace que la persona crea que tiene todo bajo control y que puede dejar su conducta adictiva cuando lo desee. Este mecanismo defensivo intenta además mantener a raya la depresión subyacente a toda adicción así como el dolor y la angustia asociados a ésta. Pero fundamentalmente la persona niega su adicción y sus consecuencias destructivas, impidiendo de esta manera que nada ni nadie se convierta en obstáculo para "consumir".
Sistema de creencias adictivo
Las personas somos empujadas a las adicciones por una cantidad de pensamientos y emociones aprendidas que generan con el tiempo un enorme vacío emocional, sentimiento de culpa e insatisfacción. La baja autoestima característica particularmente del hombre urbano cuenta de un ser humano que nunca puede satisfacer un patrón cultural que se le impone y lo aplasta implacablemente.
Toda adicción se asienta sobre un sistema de creencias que proviene de nuestra educación y que ha nacido en nuestra cultura . En primer lugar aparece los paradigmáticos "Perfeccionismo y Sobre exigencia" que nos dicen que "Todo debería ser perfecto" y que "Siempre se puede algo más". Como esta es una fantasía que no corresponde a la realidad, para poder sostener esos pensamientos utilizamos la "Idealización" que además agrega que” La vida debería estar libre de dolor y no requerir esfuerzo" o que "Existen relaciones perfectas o estados perfectos que yo no puedo alcanzar". Generalmente esto implica que si hay otros que pueden lograr lo que yo no puedo. Es claro para cualquier observador que estas propuestas ideológicas no pueden sino producir insatisfacción y malestar con uno mismo.
El sistema de creencias adictivo nos lleva también a La búsqueda de aprobación, ya que nos han enseñado que" La imagen lo es todo" , o que "Si aparento ser, o me comporto de cierto modo, finalmente seré querido". El resultado de esto una persona "enajenada", que trata permanentemente de satisfacer el deseo del otro y que cada vez mas se aleja de su verdadero ser, de su autenticidad.
Este sistema de creencias propone también montarnos sobre La omnipotencia que dice que "Yo debería ser todopoderoso" o bien que "Yo debería conseguir siempre lo que quiero". Como tampoco ninguna de estas propuestas es viable, no nos queda mas que la negación de la realidad, para poder seguir sosteniendo esa fantasía o bien entregarnos al sentimiento de Impotencia que nos dice que si no consigo lo que quiero y no soy todopoderoso es porque "Yo no soy bastante".
La misma cultura comienza a seducirnos con la No tolerancia a la frustración, o a los límites, convenciéndonos de que "Algo o alguien puede darme el poder de que carezco". Y como niños a quienes cuando lloran se les coloca un chupete , aparecer el Adormecimiento emocional, ya que "Los sentimientos y emociones son peligrosas".
Finalmente nos encontramos con un ser humano, luchando contra si mismo, contra sus naturales emociones, frustrado, comparado permanentemente con un modelo idealizado e irrealizable, tratando de aliviar su dolor con conductas de Arreglo rápido, que por un rato lo dejarán tranquilo. Pero ese hombre o mujer, tiene Temor a la intimidad, siente que "No puede confiar en nadie" seguramente rodeado de gente, pero se siente profundamente solo.
Objetivos de la Conducta Adictiva
Las personas que quedan atrapadas en esta compleja red de pensamientos y emociones, creen hallar en la adicción un alivio para el aislamiento y la soledad emocional, una posibilidad de evadir por un lapso de tiempo ciertos sentimientos y dolores muy profundos. Obtienen en conductas o sustancias, lo que llamamos seudo placer, ya que éstos suelen esconder en realidad situaciones intensamente masoquistas. Provee de la ilusión de control sobre aquellas situaciones de su vida que se viven como ingobernables. Mientras tanto la adicción produce crisis constantes que son, paradójicamente, buscadas por la adicción al golpe de adrenalina. En apariencia la conducta adictiva insinúa una aparente parálisis del tiempo, la detención del dolor y el conflicto o sentimiento de impotencia irresoluble. Algunas adicciones entre tanto buscan conseguir el realce de la propia imagen, tal como vemos claramente en las adicciones a la cocaína, la anorexia, o la adicción al ejercicio físico.
¿De dónde proviene la adicción?
Normalmente los seres humanos crecemos en el seno de una familia. Dicen los expertos que en el caso de las personalidades adictivas, las vemos desarrollarse en lo que conocemos como "familias disfuncionales". Pero una simple observación nos permitirá reconocer a estas familias disfuncionales como la norma. (Es muy probable que casi todos nosotros hayamos crecido en el seno de una familia con problemas emocionales). Estas, se caracterizan fundamentalmente por carecer de capacidad para brindar los recursos necesarios para enfrentar las crisis, las dificultades y los procesos de la vida. Algunas veces uno de los miembros del grupo familiar es un adicto, o bien se trata simplemente de personas con serios trastornos emocionales o problemas orgánicos crónicos. Otras veces los personajes paternos simplemente están ausentes. Por todos estos diferentes motivos estas figuras no consiguen aportar el apoyo emocional necesario para el desarrollo del niño y no le proveen de modelos sanamente adaptativos.
La psicología enseña que los modelos positivos o negativos aprendidos en la infancia tienden a repetirse en la vida del adulto consciente o inconscientemente de manera semejante o mostrando conductas de tipo reactivo. En el caso de las adicciones, esto se pone de manifiesto de diferentes maneras. El niño que vive en un hogar disfuncional, con una profunda vivencia de desvalorización, generalmente se encuentra en una permanente búsqueda de aprobación y afecto. No nos llama la atención entonces que muestre cuando adulto, una obsesión por la imagen, preocupado permanentemente por el reconocimiento de su entorno. Cuando llega a la adolescencia o la adultez la falta de afecto que a padecido en su infancia se transforma en un constante auto rechazo . Como no ha recibido la atención necesaria a sus aflicciones y necesidades en aquel entonces, es ahora prisionero de una obsesión con él mismo; y tiende lamerse las heridas y a auto compadecerse. Finalmente la búsqueda de una forma u otra de adormecimiento emocional, surge como una técnica defensiva para enfrentar los dolores del pasado y del presente.
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