Foto Joaquìn Cortès.
B/N. La Guajira. Venezuela, 1973.
MUJER
del planeta.
Agradezco ser hembra, porque el hombre no es el centro del universo, sino
apenas un eslabón más en la cadena de la vida.
Agradezco que me digan que soy irracional, porque la razón ha conducido a los
peores actos de barbarie.
Agradezco no haber inventado la tecnología, porque la tecnología
ha envenenado el agua y el ozono.
Agradezco que me hayan colocado más cerca de la naturaleza,
porque nunca estaré sola.
Agradezco que me hayan confinado al hogar y a la familia, porque puedo
hacer de toda
Estoy feliz de que me llamen ama de casa, porque puedo apoderarme
de la mía.
Estoy feliz de no ser competitiva, porque entonces puedo ser solidaria.
Estoy feliz de ser el reposo del guerrero, porque puedo cortarle
el pelo mientras duerme.
Estoy feliz de que hayan excluido del campo de batalla, porque la muerte
no me es indiferente.
Estoy feliz de haber sido excluida del poder porque lejos del poder me alejo
de la ambición y la codicia.
Estoy feliz de que hayan excluido del arte y la ciencia, porque los
puedo inventar de nuevo.
Me agrada saber que mi cerebro es más pequeño que el cerebro del hombre,
porque entonces mi cerebro cabe en todas partes.
Me agrada que digan que carezco de lógica, porque entonces puedo crear
una lógica menos fría y más vital.
Me agrada que digan que soy vanidosa, porque puedo mirarme en el espejo
sin sentirme culpable.
Me agrada que digan que soy emocional, porque puedo llorar
y reír a gusto.
Me agrada que digan que soy histérica, porque entonces puedo lanzar los platos
a la cabeza de quien intente hacerme daño.
Me gusta que me llamen bruja, porque entonces puedo cambiar la dirección
de los vientos a mi favor.
Me gusta que me llamen demonio, porque puedo quemar el lecho donde
me abusan.
Me gusta que me digan chismosa, porque nada de lo humano me es ajeno.
Pero lo que más agradezco, lo que más me agrada, lo que más me gusta y lo
que hace más feliz, es que me digan loca, porque entonces ninguna
libertad me será negada.
Una y mil veces me quemó
Me encerraron en un harén y encerrada no dejé de reír.
Me pusieron un cinturón de castidad y adquirí las artes de un cerrajero.
Cargué fardos de leña y me hice fuerte.
Me pusieron velos en la cara y aprendí a mirar sin ser vista.
Me despertaron los niños a media noche y aprendí a mantenerme en vigilia.
No me enviaron a
Transporté cántaros de agua y supe mantener el equilibrio.
Me extirparon el clítoris y aprendí a gozar con todo el cuerpo.
Pasé días bordando y tejiendo y mis manos aprendieron a ser más exactas
que las de un cirujano.
Segué trigo y coseché maíz, pero me quitaron la comida y con hambre
aprendí a vivir.
Me sacrificaron a los dioses y a los hombres y volví a vivir.
Me asesinaron y me ultrajaron y volví a vivir.
Me quitaron los hijos y en el llanto volví a la vida.
Con tanta fortaleza acumulada, con tantas habilidades y destrezas aprendidas, MUJER,
si lo intentas, puedes volver el mundo al revés.
Tatiana Lobo.
Escritora chileno-costarricense.
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