¿POR QUE A FUEGO LENTO?
Tanto las amas de casa como los cocineros de grandes restaurantes conocen el poder del fuego. Flamas altas causan daño irremediable al contenido de cualquier caldero. Nosotros, humanos arropados por el vértigo del tiempo, olvidamos el valor de la lentitud para vivir. Lo queremos todo y lo queremos ¡YA!
Perdemos el gozo de la calma por ir apurados y sudorosos en pos del éxito instantáneo.
Masticamos sin pausa y tragamos casi entero. Caminamos a saltos, tropezamos y caemos por llegar a tiempo a ninguna parte. Olvidamos la textura de un tejido o de una piel al acariciar desde la inconsciencia. Miramos pero no vemos las aristas de las rocas cuando las resalta la luz de un sol incandescente. La respiración queda corta porque nos negamos el aire en cada bocanada. Olvidamos que el silencio tiene voces antiguas venidas desde lo recóndito del alma.
Existimos pero no vivimos por andar a la carrera, haciendo quites a la muerte que tanto asusta y siempre juega a las escondidas con nuestra sombra.
Todo por la prisa…
El cocinar y el vivir se parecen mucho. Es indispensable hallar sabiduría en nuestro interior para dosificar las candelas y aprender, por fin, las lecciones del fuego.
Elsa Sanguino
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