Antonio Maria Flòrez

Médico, escritor, poeta. Español en Colombia. Colombiano en España. Viajero incansable, Antonio María acompaña hoy esta página desde la distancia.
E.S.



Foto: Victoria Puerta



Desnudo

Nada es tan claro
como tu piel desnuda.
Y
te
toco.
Y
te
huelo.
Y
eres
una flor que huye
apagando
los espejos:
como el viento.



ERA EN REALIDAD

Fue primero un paso y luego otro,
avancé con recato, miedo, incertidumbre;
era la angustia de caminar a tu encuentro,
hacia ti, presencia lenta y solitaria
de pasillos silenciosos y enfermos amarillos.

Fue primero una mirada de soslayo,
luego un leve roce con tu sombra,
y después una sonrisa franca y atrevida;
era en realidad una vaga esperanza
de fundirme con tus labios y habitarte,
a ti, muchacha de lentos pasos blancos
que caminas, verdes los ojos, oculto el sueño,
dormida en el espejo del olvido,
sin nombres, ni pájaros,
crepúsculo rojo tras el cristal de la tarde.



EPIGOLATRIA

A vosotros mis maestros en la palabra,
Juan Goytisolo y José Antonio Gabriel y Galán.


"Yo sé bien que te amé" (JAGG)
De eso no me cabe la menor duda, nunca jamás, antes no; jamás amé con tanta sinceridad y pasión. La palabra. Noche y día por ti, en ti y para ti. Incesante. Obsesivo. Tú en mis labios a cada instante. Dolorosamente herido y enfrentado al mundo en la búsqueda de la felicidad. Por ti. La muerte persiguiéndome por las calles y los teléfonos avisando a cada instante la inminente llegada de los verdugos. Pero tú estabas ahí, un nombre escrito en las paredes y en los crepúsculos, con sabor a vino, a saliva, a espaguetis, o tal vez a columpio de infancia en un poema olvidado ya con el silencio. Tú, inventora de nombres, luna llena de julio, eclipse de agosto, sombra de la distancia,

“y luego todo se hizo tan disperso y lejano, " (JAGG)
Disperso. Lejano. Se hace pertinente evocar ahora los movimientos que llevaron a la dispersión. La rutina exactamente dibujada en el tedio de la lejanía, difusa imagen de lo irrecuperable. Fue así, sin darse apenas cuenta. Poco a poco bien lejos, tanteando la distancia, casi a ciegas, sin punto de referencia. Era dar un paso más, verificar el vacío, soltar las amarras de lo cotidiano, descolgarse, caer, rodar a la infinita oquedad, confundido y sin medida, derrapando, horrorizado; acelerar y no ser cuerpo sino viento en la caída, desmayo de la materia en lo insondable. Al fin, leve forma sin masa, molecular aturdimiento del éter,
"tantas veces perdí la memoria al querer ordenar los recuerdos." (3)

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
¡Qué tipo tan erótico! ¿dónde se puede conseguir su poesía?
Cristina
Elsa Sanguino ha dicho que…
Sí, su poesía es erótica en gran medida. Sus trabajos han sido publicados, hasta el momento, todos en Colombia.

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