La carcoma y el tiempo


Si yo te contara que en el sueño
mis manos como peces náufragos
escalaban a tientas tu espalda
buscándote las alas
que te salían debajo de la piel.

Tenías los ojos tristes,
la mirada sostenida en el aire
y la sonrisa deambulando entre los dientes.

Si yo te dijera que al alba
el sueño se interrumpió de súbito,
como se interrumpe un beso,
y no pude salvar nada,
ni siquiera la sombra de tu vuelo.

Hubiera bastado un instante
para que mis manos llegaran a tu pecho
donde te nace el corazón.

David Bonells.

Del libro "La carcoma y el tiempo".

Colección Autores Nortesantandereanos.
Cúcuta.Colombia. 2002

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